Uno de los antiguos jefes de los de la #13 Mara Salvatrucha nos relata su historia.
Publicado en 'Actualidad
Mundial' por DANIEL, 2 Oct 2011.
Mi nombre es José David González
y nací hace veinte años en Ciudad Delgado, San Salvador y he decidido ofrecer
mi testimonio a Diario LA PRENSA con el único propósito que el mismo sirva como
reflexión sobre el problema de las maras. Mi historia es la de muchos jóvenes
que se dejan arrastrar por la inmadurez y las amistades. Aunque mi vida en las
maras fue en El Salvador, quiero que sepan que lo mismo ocurre en Honduras, el
comportamiento de las maras es igual en todos los países. Provengo de una
familia muy pobre y desde niño mostré una actitud rebelde hacia la vida, sin
querer estudiar, lo que provocó el desprecio de mis padres, lo que quizá
contribuyó para que los doce años decidiera meterme a una mara.
Siempre había simpatizado con las
maras y de hecho vivía en un barrio donde habían varias, una de ellas La 18,
cuyos integrantes cuando sólo tenía once años me pegaron una golpeada salvaje
porque querían que me metiera en su grupo. Esa golpeada, que nunca he olvidado,
hizo que tomara la decisión final de meterme a una pandilla, pero no a La 18,
sino a la MS porque para mi era la mejor, además esa era de meros salvadoreños.
Me acerqué a los chavalos del
barrio y les dije que quería ser de la mara y el jefe me dijo que ese mismo día
ingresaría. Era, pues, un día de mucha alegría. Yo sabía lo que me esperaba,
pero era un cipote y no le di mucha importancia. Esa misma noche los miembros
de la mara me metieron a un círculo y el jefe dio la orden de cumplir con la
tradición de agarrarme todos a golpes durante trece segundos, los que aguanté
sin mayores problemas. Cuando pasaron los trece segundos el jefe de la mara me
dijo: "Bienvenido al barrio y desde ahora te llamaremos El Kadilac''. Me
pareció bonito el sobrenombre y por eso me lo mandé a tatuar.
El inicio en el consumo de las
drogas.
Comenzaban a pasar los días sin
mayores novedades hasta las tres semanas cuando me invitaron a probar la
marihuana y al principio la reacción fue extraña, pero a los pocos días ya era
un adicto a esa droga. Era mi primera droga en una larga cadena de destrucción.
El problema era cuando se me acababa la droga y comenzábamos a pedir sin
importarnos a quién. Cuando alguien se negaba yo miraba que el grupo lo golpeaba
y en poco tiempo me uní a esos chavalos que sin piedad golpeaban al que les
negaba dinero.
La droga ya vivía conmigo y
pasados los meses yo mismo les sugería que para conseguir dinero había que
salir a robar. Primero comenzamos a robarle a personas del barrio, pero luego
decidimos que era mejor asaltar joyerías y hasta buses llenos de pasajeros. Era
una mara grande, con gente armada y ya drogados todo lo que hacíamos en lugar
de darnos miedo nos hacía sentir bien.
Pero la marihuana ya comenzaba a
aburrirme y comencé a probar las piedras de crack y eso me gustaba más. Había
cogido otra adicción y me faltaba una peor, dos meses más tarde me inyecté
heroína y su reacción me encantó, me sentía dueño del mundo y yo mismo aprendí
a inyectarme esa dorga. En nuestras largas conversaciones con los "jomis''
(amigos) decíamos que no podíamos quedarnos sólo en nuestro barrio y decidimos
que había que pelear barrios con gente de la Mau Mau, que eran subsidiarias de
La 18, aunque para ello tuvimos que conseguir más armas.
Recién había cumplido los trece
años cuando un domingo estábamos en una de nuestras acostumbradas reuniones y
esa gente de la Mau Mau llegó hasta dónde nosotros y uno de esos varones de la
mara enemiga comenzó a insultarme. Las cosas parecían difíciles cuando mi amigo
"Chipi'' me dio una nueve milímetros y me dijo que debía tener coraje para
matar a esos enemigos de nuestra mara. Yo estaba drogado y no lo pensé dos
veces para tomar el arma y comenzar a disparar contra los cuatro miembros de la
Mau Mau. A uno de ellos lo maté y a los otros tres los dejé heridos, pero
después del hecho tuve un poco de miedo y salí huyendo del barrio y llegué
hasta el parque Morazán de San Salvador, donde estaban otros miembros de la MS.
Allí estaban los dos grandes líderes
del parque; "El cruver'' y el "lobo peatonal'', quienes me dijeron
que podía quedarme con ellos en el parque.
Guerreadas entre las maras.
Nuestros principales enemigos en
ese entonces eran los de La 18 que dominaban el parque Libertad, asi que
nuestros jefes comenzaron a darnos órdenes para que acabáramos con todos los de
ese parque. Todos éramos felices porque estábamos armados y ya drogados sólo
pensábamos en matar a esos varones.
No recuerdo exactamente cuántas
veces fuimos al parque Libertad con nuestras armas, pero si matamos a no menos
de 35 mareros de los enemigos en un período de un año. Nosotros, que éramos
120, teníamos mejores armas y ya al sólo vernos temblaban. La recompensa a
estos asesinatos era que nos daban la droga que pedíamos.
Cada vez que me daban una orden
de matar yo sólo repetía "Mi padre y mi madre me dieron la vida, pero yo
por mi barrio muero''. Pasado ese año llegó procedente de Estados Unidos
"El rata" , un poderoso jefe de pandillas, quien había tenido
referencias mías, sólo me pregunto si era "El Kadilac'' y después me dijo
que andaría a su lado sin separarnos y eso me hacía sentir orgulloso porque se
trataba de uno de los jefes más respetados en la MS.
Con esa banda comenzamos a
trabajar en acciones delictivas, pero pasado un mes cuando yo ya era un
muchacho de quince años, recibimos una orden de "El Rata'' que nos dijo
que "El cachi'', "el diablito'' y yo lo acompañaríamos a matar a un
vato que le debía un dinero de droga. Todos subimos en un 4x4 rojo, doble cabina.
Como de costumbre a mi me dieron mi nueve milímetros y los demás prefirieron
dos Ak-47 y una Uzi.
Era ya de noche y llegamos a una
casa humilde, tocamos la puerta, pero escuchamos que el varón le decía a su
jefa que no abriera, entonces "El Rata'' le dijo que si no abría
mataríamos a todos los que estuvieran dentro. La señora, presa de los nervios,
abrió la puerta y ahí comenzó la masacre.
"El rata'' le exigió el
dinero al varón, pero éste le dijo que no tenía nada, entonces "El rata''
sacó su arma y le puso nueve tiros en el pecho al varón y de inmediato nos dijo
que mataramos a todos los que estaban en la casa porque no quería testigos. Mis
dos amigos le pidieron al jefe que primero los dejara violar a dos hermanas que
estaban en la casa y él accedió, pero después de violarlas a cada una le
pegaron un balazo en la cabeza, pese a los ruegos que no las mataran, yo me
encargué de matar a la mamá y "El cachi'' vio que estaba un niño de año y
medio en la casa y para matarlo lo estrelló contra la pared, de manera que no
dejamos a nadie vivo.
Aquella noche todos nos fuimos
huyendo hacia la colonia "El Sorita'' y ahi nos refugiamos, mientras se
calmaban las cosas, pero la situación ya parecía incontrolable porque a los
tres meses cuando ya viendo mi valor me dijeron que por amor a esa mara de esa
colonia tenía que matar a un enemigo del parque Libertad, sin pensarlo dos
veces les dije que yo hacía el trabajo.
Me llevaron en un carro, pero a
una cuadra me baje para llegar a pie al parque y ahí estaba la persona que
buscaba, pero luego fue mi sorpresa cuando se me fueron acercando otros
varones, que me preguntaron a qué mara pertenecía. Yo les dije con orgullo que
era puro MS, pero como sabía que eso los iba a molestar, saqué mi pistola y
comencé a dispararles y cuando yo iba corriendo vi que de un bus venía bajando
un jefe de La 18, "El Lonly'', y a él también le hice sus disparos en la
frente. Yo disparaba sin control, sin dejar de correr. A la mañana siguiente me
enteré que había matado al "Lonly'', otro marero había quedado inválido y
otro estaba herido.
Ya para ese tiempo mi vida y mi
corazón estaban llenos de violencia, ya no había otra cosa que me importara más
que la mara, sólo por ellos vivía y cada vez las drogas eran más dueños de mi
vida. Meses más tarde decidimos que ya podíamos salir y fuimos en grupo a la
playa a la Costa del Sol, eso si en las mochilas habíamos metido un fusil M-16
y varias pistolas nueve milímetros, aunque nuestra intención era sólo
divertirnos.
Pero claro la diversión incluía
droga y todos estábamos muy drogados cuando "El Tiger'' me pidió que lo
acompañara a una pulpería a comprar cigarros. Ahi estaba uno de nuestros principales
enemigos "El Spanky'' y no menos cincuenta de La 18. Nadie decidió
"tirar barrio'', pero lo que decidimos fue ir a traer al grupo y matar a
todos juntos.Sacamos nuestras armas y nos dirijimos donde estaban esos
enemigos, habíamos decidido matarlos a todos, aunque nosotros eramos menos. Lo
que menos esperábamos ocurrió, los de La 18 cuando nos vieron cerca sacaron una
granada y nos la lanzaron, siete de nuestra mara cayeron muertos y los demás no
nos acobardamos y decidimos enfrentarlos a balazos.
Aquello parecía una guerra entre
dos países, el agua y la arena del mar comenzaron a coger el rojo de la sangre,
los cuerpos estaban regados y el saldo era trágico, quince de ellos habían
muerto y siete de nosotros y las consecuencias iban a ser peores, pero en eso
llegó la policía. Junto a el " rata'' y "El cachi'' logramos huir.
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